Tuesday, January 29, 2008



LA EXTRAÑA MÚSICA DE HARUKI MURAKAMI

¿Cómo definir el universo de Murakami? La reciente aparición en España de su tercer libro de cuentos Sauce ciego, mujer dormida y el DVD de una película basada en uno de los cuentos de este libro (“Tony Takitani”) nos proporcionan algunas pistas para entender a este autor imprescindible. En principio, Murakami escribe fábulas contemporáneas, relatos que al mostrarnos la extravagancia de la vida cotidiana muestran los límites de la ficción realista. Lo que dice un narrador al final del cuento “Sauce ciego, mujer dormida” puede servir como motivo central de toda la obra: “Durante algunos segundos me sentí en un lugar extraño y poco iluminado, donde las cosas que podía ver no existían y donde lo invisible sí existía” (la traducción es mía: he leído la edición norteamericana, publicada hace un año y medio).

Es esa frontera entre lo real invisible y lo irreal existente la que Murakami se encarga de minar en cada uno de sus cuentos y novelas. El cuento “Bahía de Hanalei”, por ejemplo, comienza con una frase impactante: “Sachi perdió a su hijo de diecinueve años cuando un tiburón enorme lo atacó mientras surfeaba en la bahía de Hanalei”. Sachi viaja de Tokio a Honolulu a identificar los restos de su hijo en la morgue, la pierna derecha destrozada por el ataque del tiburón. Una vez allí, se dirige a la bahía de Hanalei a conocer el lugar donde su hijo perdió la vida. Habla con surfistas que eran amigos de su hijo, pasea por la bahía, etc. El lugar la fascina tanto que comienza a hacer un peregrinaje anual a Hanalei. Es en una de sus visitas que ocurre el “hecho Murakami”: Sachi se pone a charlar en un restaurante con dos surfistas. Uno de ellos le pregunta si había visto alguna vez al surfista japonés con una sola pierna. ¿Cómo? “Sólo lo vimos dos veces”, dice el surfista. “Estaba en la playa, mirándonos… Cuando salimos del agua, ya había desaparecido. Queríamos hablar con él y lo buscamos, pero no lo encontramos en ninguna parte. Debía tener nuestra edad”.

¿Ocurrió o no? ¿Era otra persona o un fantasma? El cuento no explica nada. Sachi se pasa varios días en la playa buscando al surfista con una sola pierna, preguntando a la gente si lo habían visto. Piensa que es injusto que no se le haya aparecido a ella, como si no estuviera preparada para ello. Al final, decide que, justas o injustas, Sachi debe aceptar las “cosas de esa isla tal como eran”. En el mundo de Murakami ocurren constantemente hechos extraños, que desafían los poderes de percepción y lógica de los personajes; la sabiduría consiste en tomar las cosas como vienen, aceptarlas en toda su extrañeza.

Tony Takitani, la película de Jun Ichikawa, es fiel al cuento (algunos dirán: demasiado fiel). Tony (Issey Ogata) es un ilustrador contento con su vida solitaria hasta que conoce a una mujer (Rie Miyazawa) de la que se enamora. Tony se casa y luego descubre que su mujer tiene un pequeño gran problema: es adicta a comprar ropa. El estilo de Ichikawa, austero, minimalista, capaz de mostrarnos una Tokio íntima (sin las luces de neón y las multitudes a que otras películas nos tienen acostumbradas), es ideal para capturar el gran logro de Murakami en este cuento: narrarnos una fábula sobre una de las obsesiones del mundo contemporáneo –el deseo de comprar cosas para “rellenar lo que nos falta en nosotros”—sin hacer que el mensaje sea obvio o explícito.

Ése es el secreto del arte de Murakami: en su mundo ocurren cosas extrañas –“surreales” es la palabra favorita de los críticos--, pero lo hacen sin llamar la atención sobre sí mismas, como si fueran lo más normal, una consecuencia lógica de lo que se ha venido narrando. Cada frase de Murakami, cada párrafo, es muy simple, pero el resultado no lo es. Aquí el todo es siempre mucho más que la suma de las partes.

Diferentes versiones de este artículo fueron publicadas en La Tercera (Chile, septiembre 2006) y en Quimera (España, diciembre 2007)

Sunday, January 27, 2008

TRADUCCIONES: BODOR, MROZEK




Hace unos años me compré una novela de un autor del que no sabía nada, Adam Bodor, porque el lugar de donde provenía me parecía muy exótico: era húngaro, pero había nacido en Rumania (Cluj-Napoca), y pertenecía a la población húngara de Transilvania. Lo único que sabía de Transilvania era a través del conde Drácula; pensé que no era una mala idea actualizar esa relación con la lectura de un escritor contemporáneo. Bodor no me decepcionó: El distrito de Sinistra, publicada por Acantilado, retrataba un mundo cruel con lucidez y conseguía crear una atmósfera que, si bien era pesadillesca, no llegaba a cortar amarras con la realidad.

Hace poco, mi editor polaco me recomendó a otro autor que desconocía: Slawomir Mrozek. Conseguí un libro de relatos breves, Juego de azar, también publicado por Acantilado, editorial que está haciendo mucho por renovar nuestro conocimiento de los autores de Europa del este. Leí las primeras líneas del primer cuento –“Decidí comenzar una nueva vida. Categórica e inapelablemente. Sólo quedaba una cuestión por decidir: ¿a partir de cuándo?” – y me sentí en casa. Poco después lo confirmé: Mrozek dialoga con lo mejor de nuestra tradición de microcuentos: Torri, Arreola, Monterroso, Merino, Shua, Iwasaki.

Veinte por ciento de los libros publicados en España son traducciones, aunque a ratos el porcentaje parece ser mayor: en el momento de auge editorial que se vive por aquí, uno tiene la sensación borgiana de que todos los libros del mundo están siendo traducidos al español. Si estas traducciones nos van a deparar autores como Bodor y Mrozek, bienvenidas sean.

Thursday, January 24, 2008


LA CASA EN MINIATURA (cuento)

Fui a la tienda de casas en miniatura, a comprarle una a mi hija como regalo de navidad. La tienda era colorida, rojo y verde en las alfombras y en las paredes, y estaba llena de adornos de porcelana, unos cuantos Lladrós que me hicieron recuerdo a mamá, inveterada coleccionista. En una esquina, un par de leños chisporroteaban en una chimenea y le daban calidez al recinto. Un gato se acurrucaba sobre una vieja mecedora junto a la vitrina de la entrada. Había gente agolpada sobre las mesas, contemplando los diversos modelos en venta. Una casa estilo Tudor, un bungalow tropical, una moderna residencia a la Frank Lloyd Wright: era admirable la detallada minuciosidad y elegancia de los modelos. Al verlos, uno podía comprender algo de la locura que habían ocasionado en el país esa temporada de navidad. Todavía no justificaba a mi esposa, que se la había pasado llamándome al trabajo las últimas tres semanas y dejándome notas bajo la almohada, pero al menos la entendía un poco más.

Me acerqué a una casa muy parecida a la mía, con sus paredes de ladrillo visto y su amplio balcón. Vi el perfil de una mujer en una de las ventanas del piso superior. Agucé la vista: la mujer tenía la corta cabellera castaña, mejillas huesudas y un collar de perlas en el cuello. Sentí un deseo inmenso de hablar con ella. Me descubrí tocando el timbre de la casa. Escuché los fastidiosos ladridos de un pekinés, luego los pasos presurosos de alguien que se acercaba a la puerta. Era un hombre robusto y de pelo canoso. Me preguntó qué quería. Le dije: me gustaría hablar con su hija. Me miró con desconfianza. Me hizo pasar al living, me ofreció asiento y desapareció. Me quedé mirando los cuadros: reproducciones de Duchamp y Warhol y de alguien que se había hecho famoso haciendo reproducciones de Duchamp y Warhol.

Pasaron las horas. La mujer de la ventana no venía. Mi esposa estaría preocupada por mí, y quizás habría llamado a la policía. O quizás no, y esto sólo era una trampa para deshacerse de mí. De pronto, sentí que alguien alzaba la casa y se dirigía con ella a la parte trasera de la tienda, donde la colocaba en un cajón lleno de papel periódico y bolas de plastoformo.

En la oscuridad, sentí que un perfume de mujer se acercaba hacia mí. Me pasé la mano por el pelo; necesitaba un espejo. Pensé en mi esposa. Me dije: ojalá hubiera cerca una iglesia en miniatura, para ir a confesarme como siempre lo hacía, desde mi matrimonio doce años atrás, después de cada cruel y memorable infidelidad.

Tuesday, January 22, 2008


EVO: DOS AÑOS EN EL PODER

A mediados de diciembre, escribí un artículo sobre los dos años de Evo como presidente de Bolivia, para la edición de enero de la revista Letras Libres. Han cambiado algunas cosas desde la escritura del artículo (aparentemente para bien). Igual, reproduzco aquí el texto tal como fue publicado: 

BOLIVIA: SIN SALIDAS

Evo Morales cumple dos años como presidente de Bolivia en medio de una de las crisis más profundas que el país amazónico-andino ha enfrentado desde su fundación. Las razones para explicar la crisis son muy variadas; algunas las heredó Evo, otras han sido producto de su intento por “refundar” el país contra viento y marea.

Evo llegó al poder con una clara victoria en las urnas (54%). Ese triunfo contundente marcó la consolidación del MAS (Movimiento Al Socialismo) como el único partido fuerte en Bolivia, en un momento de resquebrajamiento de los partidos políticos tradicionales ante la crisis del modelo neoliberal. Bajo la tutela caudillista de Evo, el MAS --una densa agrupación de movimientos sociales con una larga historia de organización sindical y lucha en las calles— apostó por un proyecto hegemónico de izquierda, de corte etno-populista. Sin partidos políticos capaces de hacerle frente, el MAS fue copando espacios de poder e interviniendo en las frágiles instituciones del Estado –la Corte Suprema, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional-- hasta convertirlas en instrumentos políticos de su voluntad. Lo único que aparecía en el horizonte como obstáculo eran los prefectos –seis de los nueve departamentos del país, entre ellos el poderoso Santa Cruz, están gobernados por opositores al MAS—, los Comités Cívicos y, en el Congreso, el Senado, controlado por la oposición.

A la manera de Chávez en Venezuela, Evo entendió que las reformas estructurales que su partido intentaba necesitaban del aval de la Constitución. Así, se convocó a una Asamblea Constituyente. Como el MAS no tenía los dos tercios necesarios para reformular la Constitución, los opositores respiraron aliviados: el MAS estaría obligado a buscar consensos y suavizar las aristas más radicales de su proyecto. Además, la Constitución debía incluir el tema de las autonomías departamentales, objetivo de la “media luna” opositora (aparte de Santa Cruz, allí se encuentran Beni, Pando y Tarija).



Para leer el artículo completo, pinche aquí.

Monday, January 21, 2008


EMPATE PERFECTO

Soy un fanático de todo lo que tenga que ver con la política: encuestas, análisis, estrategias. Hace ocho años, en uno de esos inviernos interminables en Ithaca, seguía las elecciones primarias en los Estados Unidos saltando de un sitio a otro en la red, cuando llegué a dar con Realclearpolitics… De pronto, un meta-sitio para mi perversa curiosidad: aquí, podía encontrar todos los días los editoriales más interesantes de los periódicos norteamericanos e ingleses (desde el New York Times hasta el Orange County Register), los análisis de David Brooks, Fareed Zakaria, Andrew Sullivan, las encuestas de Zogby, Rasmussen, etc. Fascinado, obsesivo, éste fue el sitio que más consulté en el 2000 y en el 2004. Presencié, en tiempo real, las derrotas de Al Gore y John McCain, de Howard Dean y John Kerry. Supongo que este 2008 me pasará algo similar.

Varias veces me he preguntado por qué no tenemos un sitio similar para seguir la política española y la latinoamericana. Mis plegarias han sido por fin escuchadas: hoy, la revista Letras Libres inicia Empate perfecto, dedicado a cubrir las elecciones españolas de este año. Empate perfecto lo mantendrán dos muy buenos amigos, el periodista peruano Diego Salazar, y Ramón González Ferriz, redactor de Letras Libres. La “apertura” muestra el deseo de Salazar y González de ser abarcadores, de lograr que los visitantes se queden con una exhaustiva panorámica de las noticias y los análisis más importantes relacionados con las elecciones españolas. Aparte, el sitio promete ser multimedia: se inicia con un video del candidato populista Rajoy, cortesía de YouTube.

Ojalá que, después de las elecciones, Empate perfecto quede y se abra para cubrir los hechos más importantes del acontecer político español y latinoamericano. Se puede soñar. Mientras tanto, bienvenidos.

Saturday, January 19, 2008


ALGUNAS RECOMENDACIONES Y OTRA NO TANTO

NOVELA
Eduardo Jordá: Pregúntale a la noche (Fundación José Manuel Lara, 2007)


Hace algunos años leí Norte Grande, un magnífico libro de viajes por el desierto de Atacama, del escritor mallorquín Eduardo Jordá. Su primera novela, ganadora del III Premio Málaga, no es menos buena. Pregúntale a la noche transcurre a mediados de los años ochenta en Burundi, en medio de una guerra civil entre hutus y tutsis. El personaje central es el padre Gevaert, un misionero belga atrapado en el fuego cruzado. A Gevaert lo rodean personajes femeninos de primer nivel, como sor Genevieve y Gabrielle. Gevaert llega a la vejez con la sensación de no haber hecho nada útil en su vida; sin embargo, aparece Lazare, alguien que puede o no ser su hijo. Su intento de salvar a Lazare es una forma de redención. Jordá se distingue por una prosa de impecable factura, que logra capturar en pocas palabras la atmósfera tanto fascinante como cruel del África, y dibuja personajes redondos, nítidos. Lo que comienza como una novela de acción se convierte luego en un drama sobre las grandes preguntas acerca de la condición humana. Ya es hora de reconocer a Jordá como lo que es: uno de los mejores escritores españoles contemporáneos.




SERIE DE TELEVISIÓN
Mad Men (AMC, 2007
)

Matthew Weiner, uno de los productores ejecutivos de Los Soprano, ha creado una nueva serie de primer nivel. Mad Men es la historia de la época de oro de la publicidad (los años sesenta), y se enfoca en Don (John Hamm), un ejecutivo de una de las más importantes agencias de Nueva York. Don tiene una vida íntima muy complicada –casado y con dos hijos, y también con amante— pero parece encontrar redención a través de su talento para la publicidad, su capacidad para descubrir que es lo que mueve a los consumidores a comprar un producto. Mad Men tiene varios subtextos y tramas relacionadas con otros ejecutivos y secretarias de la agencia, pero quizás lo mejor de la serie es su capacidad para recrear el racismo casual de la época, la misoginia, la homofobia y el antisemitismo como monedas corrientes en el período. Además, todos fuman, incluso los ginecólogos cuando examinan a una mujer en la clínica. ¿El desenlace? A la agencia se le ha encargado la publicidad de la campaña presidencial de Nixon contra un joven senador llamado John Kennedy…

PELÍCULA
Francis Lawrence: Soy leyenda (2007)


La novela de Richard Matheson es uno de los libros más influyentes de la segunda mitad del siglo XX: ha creado dos subgéneros, el de los muertos vivos o zombis, y el del hombre que se queda solo después de un apocalipsis. La tercera película basada en esta novela cuenta con la actuación de Will Smith como el doctor Robert Neville, un científico bien intencionado que parece ser el único sobreviviente de un virus letal, y que se esfuerza por encontrar el antídoto capaz de hacer que los zombis recuperen su humanidad. La primera media hora nos da la sensación de que Soy leyenda se convertirá en un clásico, con sus escenas de una Nueva York abandonada, un Times Square lleno de vegetación salvaje y animales. Una vez que aparecen los zombis, comienzan las incoherencias: se supone que el virus les ha comido el cerebro, pero algunos son muy inteligentes. Y se supone que hablamos de soluciones científicas al mal, pero de pronto aparece una nueva superviviente (¿cómo hizo para llegar a Nueva York, si la ciudad estaba en cuarentena, aislada del resto de los Estados Unidos?), y la ciencia deja paso a un mensaje bíblico/redentor. Gana la religión, y los espectadores sufren.

(publicado en Qué Pasa, revista de La Tercera, Santiago de Chile, 19 de enero 2008)

Wednesday, January 16, 2008

THIS HOUSE IS NOT FOR SALE (RYAN ADAMS)

Después de escuchar esta canción, pensé en un cuento de Cortázar y salió este relato:

CASA TOMADA
A Julio Cortázar y Ryan Adams

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Nos habituamos tanto que entramos a los cuarenta años y seguíamos viviendo en ella y nadie se daba cuenta. Venían algunos hombres a sacar los muebles de la casa, pasaban a nuestro lado y no nos decían nada. Irene se ponía muy triste, se acurrucaba en mis faldas y me pedía que les dijera que la casa no estaba en venta. Yo acariciaba su pelo y le pedía que se calmara.

La casa se fue vaciando de muebles. Los primeros días nos pareció penoso. Tratábamos de recordar cuándo había pasado la casa a posesión de nuestra familia. Yo bailaba solo por el piso de madera y ella hacía como que firmaba los papeles de la compra. A partir de ahora sería sólo nuestra.

Cuando Irene soñaba en voz alta yo me desvelaba enseguida. Ella me preguntaba qué había pasado en el auto aquella noche. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. ¿Qué pasó en el auto aquella noche? No lo sé, no recuerdo nada. Por favor, diles que la casa no está en venta. Yo la abrazaba y le pedía que se calmara. Cálmate, cálmate, cálmate.

Cuando volvían las parejas jóvenes y las familias y paseaban por el zaguán con mayólica y el comedor, la sala con gobelinos, la biblioteca y los tres dormitorios grandes que quedaban en la parte más retirada, la que miraba hacia Rodríguez Peña, y por el pasillo con su maciza puerta de roble, Irene me insistía que les dijera que la casa no estaba en venta. Yo la besaba y le decía, sonriendo, travieso, que podíamos disfrazarnos con unas sábanas y asustarlos. Después nos echábamos en el piso de nuestro dormitorio y ella, mi amor, rodeaba con su brazo mi cintura y besaba mi alma. Yo le pedía que se calmara y luego salíamos a la calle. Nos tentaba irnos, cerrar bien la puerta de entrada y tirar la llave a la alcantarilla. Pero no podíamos. Y volvíamos y les gritábamos a todos que se fueran, que no tomaran la casa, que no estaba en venta. No nos hacían caso, pobres diablos. Y ella lloraba y yo le pedía que se calmara.

Monday, January 14, 2008


CHOQUEHUANCA

El canciller de Bolivia, David Choquehuanca, estuvo de paso por España. Dio una conferencia de prensa como parte del programa Tribuna Iberoamericana de la Casa de América en Madrid. No suelo ir a las conferencias de los políticos porque suelen no apartarse del libreto; igual, esta vez terminé asistiendo.

Choquehuanca, nacido en La Paz en 1961, comenzó su carrera como canciller con una declaración polémica: afirmó que había dejado de leer libros porque pensaba que la verdadera sabiduría se hallaba en las arrugas de los ancianos aymaras. Ahora fue mucho más sobrio y presentó la versión oficial del estado de cosas en Bolivia: habló de los éxitos del gobierno de Evo en la lucha contra la corrupción y en la recuperación de los recursos naturales (todo esto, digno del aplauso). Ensalzó al pueblo de Cuba, pues gracias a la ayuda de los médicos cubanos diez mil bolivianos fueron operados de manera gratuita (logro también muy importante). Mencionó que Bolivia necesitaba inversión extranjera, “con transferencia de tecnología” (aunque no explicó por qué, al mismo tiempo, el gobierno hace todo para crear un clima capaz de asustar al inversor extranjero más valiente). Dijo que el gobierno no estaba contra las autonomías, sólo querían “que se actúe dentro de la legalidad” (no se detuvo a analizar por qué, si la legalidad es tan importante, el gobierno hizo todo por saltársela para aprobar la constitución). Señaló que no se oponían a Santa Cruz, “lo que queremos son mayores beneficios para el pueblo boliviano” (no explicó porqué el departamento más importante del país no tiene representantes en el gabinete de Evo). En cuanto a la nueva Constitución, dijo que ésta era más democrática que la anterior, pues incluía las figuras de la revocatoria presidencial, y del cambio obligado de ministros cuando estos eran censurados (no mencionó, sin embargo, que con la posibilidad de comenzar de cero que se le da a Evo, éste podría llegar a gobernar trece años seguidos).

Cuando se le preguntó acerca de los pueblos originarios de Bolivia, Choquehuanca dijo que los antes de la llegada de los españoles los indígenas vivían hermanados, aprovechaban los recursos naturales, estaban en equilibrio con el medio ambiente. Era el tiempo del “abya-yala”. Eso dio lugar al único momento espontáneo de la conferencia, pues fue ahí cuando Carlos Malamud, historiador argentino e investigador principal del Real Instituto Elcano, acusó al canciller de estar falseando la historia: no hubo un Edén antes de 1492; hubo pueblos indígenas que llegaron a Bolivia a través de la conquista y la expansión imperial, hubo armas y ejércitos. Choquehuanca no tuvo una respuesta clara para Malamud.

Cuando se le preguntó al canciller si estaba de acuerdo con Chávez a la hora de declarar a las FARC como un ejército insurgente, o si pensaba que las FARC eran una organización terrorista, Choquehuanca dijo que no importaba tanto la etiqueta como el hecho de que Bolivia estaba comprometida con el intento de pacificar la región. ¿No importan las etiquetas? Claro que sí. Pero ya sabemos que Evo y su gobierno están en sintonía con Chávez; otra cosa es que, en este tema, todavía no se animen a ser frontales.

Friday, January 11, 2008


LA VERDADERA GENERACION YOUTUBE

La generación YouTube no es la que sugieren los sociólogos --adolescentes y adultos jóvenes, entre los 15 y los 25 años--. La verdadera es aquella en la que se encuentra mi hijo Gabriel, de siete años. Gabriel todavía ve televisión y va al cine, pero cada vez más se pasa el tiempo en YouTube. Tiene unos muñecos favoritos de Lego, los Bionicles; como de los Bionicles sólo se han hecho tres películas y no hay serie de televisión, un día Gabriel decidió que quería ver más y buscó en YouTube. Se encontró con una enorme cantidad de videos sobre los Bionicle. Lo interesante de estos videos es que casi todos han sido producidos en casa por niños y adolescentes tan fanáticos de los Bionicle como mi hijo; se puede ver a los muñequitos moverse con ese paso poco flexible de las momias, y también el piso de parkett y la alfombra y las plantas de la casa en que fue producido el video. A Gabriel no le importa; lo que quiere es saciar su sed de fanático, y para ello estos videos de aficionados son más que suficiente.

Gabriel ya me ha dicho que quiere una cámara de video para su cumpleaños. Hacer películas no intimida, parece divertido, y si las hacen chicos de su edad, ¿por qué no él? Así, no hay transición entre el goce de un producto y el deseo de crear ese mismo producto. Pienso en las similitudes con mi adolescencia temprana: yo leía novelas policiales a los once años y luego quise escribirlas y me puse a plagiar las tramas de Agatha Christie. He pensado más de una vez que quizás hay tantos escritores en el mundo porque no parece muy difícil imaginar una historia y sentarse a escribirla; otra cosa es dirigir una película, he pensado: se necesita cierto presupuesto, no todo es tan artesanal como la escritura. Y sin embargo, gracias a YouTube, mi hijo se entera que los niños que comienzan a filmar y algún día podrían convertirse en directores de cine, tienen una mirada más bien artesanal.

¿Habrá en el futuro tantos directores de cine como escritores? Seguro. De hecho, habrá más directores de cine que escritores. O mejor, habría que decir “directores que trabajen con la imagen fotográfica”. No está claro que el cine sea el medio preferido de la generación de mi hijo. Quizás YouTube los acostumbre a pensar que lo mejor es filmar cortos muy cortos. Quizás después de algunos años de YouTube una serie de media hora en la televisión parezca demasiado larga.

Muchos quizás. Lo único que sé: mientras nosotros todavía nos debatimos con algo de angustia entre si seguir leyendo libros en formato tradicional o pasarnos a un lector electrónico, mi hijo, que ha comenzado a leer libros en formato tradicional (que cuentan, por supuesto, relatos del mundo de los Bionicles), no tendrá ningún empacho en enrolarse en las filas de los lectores de libros electrónicos. Para ese entonces las novelas puede que tengan enlaces, dibujos y, de vez en cuando, imágenes en movimiento. La literatura no será lo que hoy es, y está bien que así sea.

Thursday, January 10, 2008


LAS RUINAS CIRCULARES (un cuento)

A Rodrigo se le había ocurrido soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad del Playground. Ese proyecto ya no tan mágico había agotado el espacio entero de su alma: nunca, hasta leer ese cuento que hablaba de noches unánimes y canoas de bambú sumiéndose en el fango sagrado, le había llamado la atención esa realidad virtual en la que pasaban buena parte del tiempo sus estudiantes y muchos ciudadanos de Río Fugitivo. Para él, la realidad era ya una realidad virtual; ¿para qué, entonces, la necesidad de enfrentarse a la pantalla de una computadora, hacerse de un avatar y caminar por calles hechas de pixeles? Pero ahora el cuento del hombre que quería soñar un hombre le daba un buen motivo. Conjeturaba que eso era, precisamente, lo que podía hacerse en el Playground.

Esa noche, encendió la computadora y se registró en el Playground. En una pantalla aparecieron instrucciones: ¿crearía a su avatar, o prefería uno de los modelos disponibles? Tardó en responder, y de pronto se encontró en una llanura sobresaturada de verde, enfrentado a nubes de avatares esperando que una palabra suya redimiera a uno de ellos de su condición de vana apariencia y lo interpolara en el mundo real. Entonces se mostró insatisfecho y los borró a todos ellos y se dedicó a crear a su avatar.

Siguió instrucciones, pulsó botones en el teclado. Trató de delinear su sueño: lo fue creando activo, caluroso, secreto, del grandor de un puño cerrado, color magenta en la penumbra de un cuerpo humano aún sin cara ni sexo. A medida que lo percibía con mayor evidencia, lo fue viviendo desde muchas distancias y muchos ángulos. Al final de la noche llegó al esqueleto, a los párpados. El pelo innumerable fue tal vez la tarea más difícil. Creó el hombre íntegro de sus sueños, pero éste no se incorporaba ni hablaba ni podía abrir los ojos. Lo había creado como lo había soñado, dormido.

El avatar de Rodrigo era tan inhábil, rudo y elemental como el Adán de las cosmogonías gnósticas. Gradualmente, lo fue acostumbrando a la realidad. Cuando comprendió que su avatar estaba listo para nacer, y tal vez impaciente, lo bautizó como Rodrigo, besó la pantalla y lo envió a las calles del Playground, pobladas de prostitutas virtuales con polvo fosforescente en sus caras, policías con pecheras de metal y terroristas manejados por piratas informáticos.

Rodrigo sintió que su propósito estaba colmado, y vivió las primeras horas de su creación en una suerte de éxtasis. Poco a poco, sin embargo, lo fue visitando una desazón infinita. Temió que su avatar descubriera de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre, ¡qué humillación incomparable, qué vértigo! A todo padre le interesan los hijos que ha procreado (que ha permitido) en una mera confusión o felicidad; era natural que Rodrigo temiera por el porvenir de Rodrigo, pensado entraña por entraña y rasgo por rasgo, en una noche secreta.

El término de sus cavilaciones fue brusco, pero lo prometieron algunos signos. Primero, el color de las paredes de su despacho, que cambiaba de un rosado claro a uno intenso como el de la encía de los leopardos, y no se decidía entre ambos; luego hacia la derecha de su escritorio, los libros que pulsaban como si una luz interior amenazara con escaparse de sus páginas; después la fuga pánica de los sonidos. Se le ocurrió que era el cansancio, una suerte de delirio ocasionado por las múltiples horas frente a la pantalla. O acaso se trataba de problemas en la computadora, o ún desperfecto en la provisión de energía eléctrica en Río Fugitivo.

Escuchó unos pasos. Alguien se acercaba.

Cuando la luz del Playground se apagó, Rodrigo comprendió con alivio, con humillación, con terror, que él también era un avatar, que otro lo había soñado.

Monday, January 07, 2008


NIETZSCHE, KAFKA Y EL FUTURO DEL LIBRO

Hacia 1865, el reverendo danés Rasmus Mailing-Hansen inventó la que llegaría a ser la primera máquina de escribir producida comercialmente, y de venta masiva a partir de 1870. La máquina de escribir había sido concebida en principio, allá por 1840, para ayudar a escribir a los ciegos; sin embargo, se convirtió en uno de los símbolos más importantes, a fines del siglo XIX, del desarrollo industrial y el progreso en Occidente. Gracias a la máquina de escribir, las grandes compañías podían tener un ejército de secretarias que permitía una comunicación más rápida y eficaz que en épocas anteriores.

Nietzsche es considerado como el primer filósofo que adoptó la máquina de escribir para su escritura. Debió ser un cambio impactante, el paso de la escritura a mano a la máquina de escribir; de hecho, algunos críticos, entre ellos el alemán Friedrich Kittler, piensan que el mismo estilo de Nietzsche cambió con la llegada de la máquina: la prosa compacta dio paso a los aforismos. Nietzsche reflexionó al respecto en uno de sus aforismos: “Nuestras herramientas de escritura trabajan en nuestros pensamientos”. Uno no puede usar una máquina de escribir o una computadora sin que ésta cambie nuestra forma de pensar.

Por otro lado, se puede pensar en un cuento de Kafka, “En la colonia penal”, como una alegoría de la forma en que la máquina de escribir se imprime en nuestro cuerpo; en ese cuento, la máquina de torturas “escribe” literalmente sobre el cuerpo del prisionero. No hay que olvidar que Kafka trabajaba en una de esas compañías de seguro que se convirtieron, gracias, entre otras cosas, a la máquina de escribir, en símbolo de la burocratización, del desarrollo estandarizado, de la alienación de la vida moderna. Tampoco hay que olvidar, nos lo recuerda Piglia en El último lector, que una de las cosas que atrajo a Kafka de Felice Bauer, cuando la conoció, era el hecho de que ella escribía a máquina.

Pienso en esto después de una conversación con amigos el pasado sábado por la noche. Uno de ellos comentó que, después de leer tantas horas al día periódicos y revistas en internet, le costaba volver a leer a leer libros y periódicos en formato impreso. Extrañaba la posibilidad de ir de un enlace a otro en internet, de consultar la Wikipedia cuando no tenía un dato a mano, y soñaba con comprarse el Kindle de Amazon, pues este intrumento permitía leer novelas y a la vez consultar enlaces, etc. Otro amigo dijo que estaba cansado de lo mucho que pesaban sus libros cada vez que tenía que mudarse. Me acordé de Nietszche: un nuevo medio trabajaba en nuestros pensamientos y nos iba entrenando. Me acordé de Kafka: con cada minuto que pasábamos frente a la pantalla de la computadora, la computadora se iba imprimiendo en nuestro cuerpo. Mientras más usábamos el internet, más nos alejábamos de la época tradicional de los libros y las revistas.

Sí, habrá un buen tiempo en que los formatos coexistirán; pero el futuro está escrito en el aforismo de Nietzsche y en el cuento de Kafka.

Friday, January 04, 2008


OBAMA Y HUCKABEE

Hace más de un año, en la feria del libro de Miami, fui a ver a Barack Obama en un anfiteatro repleto de gente. El contenido del discurso no me impresionó: temas muy imprecisos, respuestas evasivas a preguntas directas (¿está usted a favor del matrimonio entre homesexuales?), varias frases acerca de la esperanza y del deseo de cambio. Lo que sí me conmovió fue el carisma de Obama, que hacía que varias de esas frases trilladas sonaran como nuevas, y la conexión con la audiencia: se trataba de una estrella de rock hablándole al oído a estadounidenses de diferentes generaciones. Al final, muchos se le acercaron con alguno de sus libros, en busca de un autógrafo. Obama habló con ellos, dejó que le tomaran fotos, y luego se fue, todo sonrisas. Me di cuenta, entonces, que la gran ventaja de Obama era que no sólo hablaba de cambio y la esperanza: él encarnaba, en su biografía--hijo de mujer blanca y padre negro, abandonado por su padre a los dos años, criado por sus abuelos, proveniente de una familia pobre y sin embargo, uno de los senadores más jóvenes de los Estados Unidos--, el cambio y la esperanza, esa gran capacidad que tiene Estados Unidos para volver a nacer, para no perder el idealismo después de sus colapsos más sonados.

La victoria contundente de Obama en los caucus de Iowa, al inicio de las elecciones primarias en los Estados Unidos, muestra que los demócratas no están interesados en el candidato que parecía dueño inevitable del triunfo, el del aura de ganador con experiencia (Clinton), ni en el populista buen mozo (Edwards), sino en aquel capaz de hablar del renacimiento de los Estados Unidos después de los desastrosos años de Bush. Falta mucho por ver en esta campaña, y Clinton tiene una gran organización y dinero en el banco, pero, si de símbolos se trata, la victoria de Obama es clara: ha tornado en una posible realidad todo aquello que antes sonaba a idealismo sin carne. Y no hay nada que les guste más a los estadounidenses que la posibilidad de creer en ellos mismos si es que a esa fe está a la vez anclada en algo pragmático: se puede ganar.

En cuanto a los republicanos, el triunfo de Huckabee también deja una clara enseñanza: se acabó la gran alianza creada por Reagan en los ochenta y sostenida a duras penas por Bush padre e hijo. Esa alianza unía a votantes religiosos protestantes con conservadores de viejo cuño (los que se preocupan más por temas económicos) y con ese grupo conocido como los Demócratas de Reagan). Romney era el heredero de esa alianza, pero su fracaso en Iowa ha sido estrepitoso. Huckabee, por su parte, no ha logrado crear ninguna alianza nueva: sus votantes han sido casi todos fervorosos protestantes preocupados por el mormonismo de Romney. Con Romney caído, y con un fuerte rechazo por parte de muchos conservadores no religiosos a Huckabee, es muy probable que McCain se erija en el nuevo portaestandarte del partido. Sea cual fuere el ganador, lo concreto es que el partido Republicano ha ingresado a una crisis ideológica de la que le costará un buen tiempo recuperarse.