Friday, January 04, 2008


OBAMA Y HUCKABEE

Hace más de un año, en la feria del libro de Miami, fui a ver a Barack Obama en un anfiteatro repleto de gente. El contenido del discurso no me impresionó: temas muy imprecisos, respuestas evasivas a preguntas directas (¿está usted a favor del matrimonio entre homesexuales?), varias frases acerca de la esperanza y del deseo de cambio. Lo que sí me conmovió fue el carisma de Obama, que hacía que varias de esas frases trilladas sonaran como nuevas, y la conexión con la audiencia: se trataba de una estrella de rock hablándole al oído a estadounidenses de diferentes generaciones. Al final, muchos se le acercaron con alguno de sus libros, en busca de un autógrafo. Obama habló con ellos, dejó que le tomaran fotos, y luego se fue, todo sonrisas. Me di cuenta, entonces, que la gran ventaja de Obama era que no sólo hablaba de cambio y la esperanza: él encarnaba, en su biografía--hijo de mujer blanca y padre negro, abandonado por su padre a los dos años, criado por sus abuelos, proveniente de una familia pobre y sin embargo, uno de los senadores más jóvenes de los Estados Unidos--, el cambio y la esperanza, esa gran capacidad que tiene Estados Unidos para volver a nacer, para no perder el idealismo después de sus colapsos más sonados.

La victoria contundente de Obama en los caucus de Iowa, al inicio de las elecciones primarias en los Estados Unidos, muestra que los demócratas no están interesados en el candidato que parecía dueño inevitable del triunfo, el del aura de ganador con experiencia (Clinton), ni en el populista buen mozo (Edwards), sino en aquel capaz de hablar del renacimiento de los Estados Unidos después de los desastrosos años de Bush. Falta mucho por ver en esta campaña, y Clinton tiene una gran organización y dinero en el banco, pero, si de símbolos se trata, la victoria de Obama es clara: ha tornado en una posible realidad todo aquello que antes sonaba a idealismo sin carne. Y no hay nada que les guste más a los estadounidenses que la posibilidad de creer en ellos mismos si es que a esa fe está a la vez anclada en algo pragmático: se puede ganar.

En cuanto a los republicanos, el triunfo de Huckabee también deja una clara enseñanza: se acabó la gran alianza creada por Reagan en los ochenta y sostenida a duras penas por Bush padre e hijo. Esa alianza unía a votantes religiosos protestantes con conservadores de viejo cuño (los que se preocupan más por temas económicos) y con ese grupo conocido como los Demócratas de Reagan). Romney era el heredero de esa alianza, pero su fracaso en Iowa ha sido estrepitoso. Huckabee, por su parte, no ha logrado crear ninguna alianza nueva: sus votantes han sido casi todos fervorosos protestantes preocupados por el mormonismo de Romney. Con Romney caído, y con un fuerte rechazo por parte de muchos conservadores no religiosos a Huckabee, es muy probable que McCain se erija en el nuevo portaestandarte del partido. Sea cual fuere el ganador, lo concreto es que el partido Republicano ha ingresado a una crisis ideológica de la que le costará un buen tiempo recuperarse.

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home