BOLAÑO ANGLOSAJÓN
En Estados Unidos se lee muy poca literatura en traducción: menos del tres por ciento del total. El país-continente tiene, según Milan Kundera, el provincianismo de los grandes, incapaces de “considerar su cultura en el gran contexto”. Es un país autónomo y endógamo, que se basta y sobra con sus propias novelas, sus propias películas, sus propias serie de televisión (bueno, también pueden triunfar escritores de otros países si es que escriben en inglés: Amis, Barnes, McEwan). De vez en cuando, claro, alguien rompe la barrera y se instala en todas partes y se convierte en un imprescindible. Se le da, como hace cinco años, el “tratamiento Sebald” o el “tratamiento Murakami”. Este año que termina le tocó al chileno Roberto Bolaño: sus cuentos fueron publicados por la revista New Yorker, y su novela Los detectives salvajes apareció en las listas de los mejores diez libros del año en periódicos tan prestigiosos como el New York Times y el Washington Post, y en Amazon. No hubo un crítico que lo descubriera para los norteamericanos; eran todos a la vez. De hecho, su éxito fue tan grande que, cuando la revista Time no incluyó a Los detectives salvajes entre sus mejores del año, se armó una pequeña polémica (sólo un autor que no escribía en inglés en esa lista indicaba que se estaba volviendo a la normalidad).
Son varias las razones para entender el triunfo de Bolaño en el mercado anglosajón. Algunas son literarias, otras no tanto. Aquí, arriesgo algunas:
a) El factor New Yorker. Cuando dos cuentos de Bolaño –“Gómez Palacio” y “Últimos atardeceres en la tierra”-- fueron adquiridos por el New Yorker, Bolaño ya era publicado en los Estados Unidos por New Directions, una editorial que se especializa en autores extranjeros de culto (Vila-Matas, Bernhard, Aira, Marías). Con la compra del New Yorker, Bolaño pasaba a otro nivel, al de las grandes editoriales; así, pronto, Farrar Straus adquirió los derechos para la traducción de las dos grandes novelas de Bolaño, Los detectives salvajes y 2666. La comercialización de esas novelas no hubiera instalado a Bolaño en todas partes si hubiera estado a cargo de New Directions, una editorial importante pero pequeña.
b) Un “beat latinoamericano”, un poeta maldito que escribe en prosa. En Estados Unidos no sólo vende la obra; también vende el personaje. Los perfiles de Bolaño que salieron en el New Yorker, en Harper’s y en el New York Review of Books posicionaron al escritor chileno como una suerte de escritor beat a destiempo, un Kerouac para hoy, alguien que, como Rimbaud, convirtió el “mundo del verso en algo criminalmente seductor”. Se romantizó la vida vagabunda de Bolaño, se hizo hincapié en sus múltiples trabajos alimenticios como, por ejemplo, cuidador de un camping, se exageró su uso de drogas, etc. En el New Yorker, Daniel Zalewski escribió que, durante el golpe de Pinochet, Bolaño se convirtió en “un espía para la resistencia”. Harper’s llegó al extremo de sugerir que un escritor como Bolaño ya no era posible en el mundo hipersofisticado de la literatura norteamericana, llena de becas, congresos, adelantos millonarios, escritores que enseñan en universidades. Es decir, aquí también se romantizaba América Latina, tierra literaria de promisión en la que todavía podían existir escritores “salvajes” como Bolaño, no domesticados por el hipercomercio a la manera de Jonathan Franzen o Zadie Smith.
c) Los traductores. Un buen viaje de una lengua a otra requiere de buenos traductores. Bolaño tuvo la suerte de caer en manos de Chris Andrews para los cuentos y novelas cortas, y Natasha Wimmer para las novelas grandes.
d) El aura alternativa. Bolaño fue aceptado por el establishment literario de los Estados Unidos –el New Yorker, el New York Times--, pero su aura romántica y maldita lo vacunó contra las posibles críticas del mundo literario alternativo y periférico. Así, una revista como The Believer, una de las voces más conocidas de la nueva generación, siguió defendiéndolo, al igual que escritores jóvenes de la otra revista importante joven, n+1 (sobre todo Benjamin Kunkel). Digamos que había Bolaño para todos. Su muerte temprana, sin duda, había ayudado mucho en el proceso de mitificación.
e) El factor literario. Los detectives salvajes es una gran novela y la calidad se iba a terminar imponiendo en cualquier país, en cualquier idioma.
f) El “timing”, la suerte. No es suficiente una buena obra; también son necesarias la suerte, factores como el momento en que la obra sale al mercado, etc. Bolaño apareció en el momento adecuado en los Estados Unidos, cuando se iba apagando el éxito crítico y de ventas que significó Sebald, cuando Murakami ya había dejado de ser novedad, y otros autores extranjeros como Javier Marías y Sandor Marai no terminaban de consolidarse. Era el gran escritor extranjero que necesitaban los norteamericanos para decirse a sí mismos que todavía leen buena literatura en traducción.
13 Comments:
Bolaño es un gran maestro de las letras latinoamericanas,lo que escribio en el libro llamado Putas asesinas sorprende por el poder de decir cosas que otros escritores no escriben en sus cuentos,fue un hombre que sabia que en una guerra lo mejor es morir antes que rendirse al enemigo.
que narradores del vuelo de Marías y sobre todo de Márai no hayan logrado "consolidarse" en EE UU, como dices, me parece una prueba de lo relativa que puede ser la atención prestada por el mercado y la crítica estadounidenses a los escritores de otros países. Bolaño es ahora EL narrador foráneo, pero cuánto de su compleja propuesta literaria estará realmente siendo considerada, "consolidada"? Saludos y buen año.
Es un buen análisis, del fenómeno Bolaño anglosajón. Increíble lo imposible que parece conseguir, en los Estados Unidos, Los Detectives Salvajes en español.
Por otro lado, creo que una vez se consolida un autor foráneo, los críticos y estudiosos saltan a considerar la "compleja propuesta literaria".
es curioso lo que deja ver Gutiérrez: que una obra importante tenga que esperar el reconocimiento del mercado norteamericano para, recién, llamar la atención de la crítica. Eso dice mucho del medio, pues parece que según lo que cuenta Gutiérrez hasta la crítica depende de los vaivenes del mercado. Y los que no son consolidados, no existen?
This comment has been removed by the author.
Pero hay al menos un disidente, algo tímido, en el boom Bolaño: Paul Auster. Leí de una entrevista en la que decía que el chileno estaba un tanto sobrestimado y que sería mejor si sus novelas se redujeran a la mitad (tipo Borges sobre García Márquez, cuando dijo que si los cien años hubieran sido ochenta... etc).
Por cierto. ¿Sabías del "personaje" Bolaño que aparece en la novela Soldados de Salamina de Javier Cercas? Yo me creí la historia hasta que leí la aclaracion del propio Bolaño.
Los que no son consolidados, existen, pero sobre todo en el mundo académico (que, por cierto, es lo suficientemente grande como para permitir una suerte de vida paralela autónoma...)
En realidad Bolaño era en principio más conocido por el personaje de Cercas que por su obra... Para un escritor, creo que no está mal, ¿no?
Cercas autor de Bolaño. Qué buena. Y Trueba el asesino (lo cambió por un estudiante mexicano en la versión cine de la novela).
¡Echamos tanto de menos a Bolaño! ¿Aparecerán escritos de viejos baúles? ¿Deberían no hacerlo? Siempre creí, y entiendo que no me confundo, que Roberto Bolaño, no sólo en su carrera por publicar, sino en su carrera por mantener a su familia, terminó publicando todo, a veces demasiado. Sin embargo, y en lo que a mi respecta, e incluso en las últimas obras sacadas al mercado por Anagrama con cierta engañifa y algo de anzuelo para fans, uno siempre encuentra encontrando algo. No como en Auster, cuyas novelas me siguen decepcionando una tras otra, sin solución de continuidad, progresivamente. No recuerdo quién se atrevió a reconocer en una reseña que Auster es el típico buen escritor de comienzos que luego no sabe por dónde seguir. En mi humilde opinión, cada vez le pasa más a menudo. No hablemos ya de Cercas.
¿Echamos de menos a Bolaño? La tan traída y llevada generación post Bolaño, Guadalajara, o como quieran ustedes llamarla, nos permite a los españoles leer novela, cuento, poesía en castellano que - sí, es cierto, Aira, Fowill, Piglia, Castellanos Moya, Rey Rosa, ya lo estaban haciendo - nos evita el uso del diccionario y el atlas. ¿Es bueno? ¿Es malo? No lo sé, pero a uno le alegra encontrar referencias a autores, músicos, artistas, en las novelas y cuentos de usted, o de Fresán, Villoro, Volpi, Pauls, Neuman,Bellantin, Fuguet, Nettel, Roncagliolo,Zambra,Alarcón, Enrigue,Guebel,Halfón,Kohan, Menendez, Suarez, Fadanelli,Ortuño,...
Saludos
hola juan, gracias por el comentario. Sí, creo que como tú, creo que la literatura latinoamericana está atravesando un buen momento, y el escritor clave para eso es Bolaño. Lo echamos de menos, pero yo no quisiera que se publiquen cosas suyas a medias, cosas sueltas encontradas en el disco duro del ordenador...
En cuanto a Auster, España es uno de los pocos países donde todavía se lo sigue leyendo con fervor. No sé por qué. En Estados Unidos se lo considera como un escritor que hace rato dio lo mejor de sí (y aun así, me parece que en Estados Unidos no se lo considera un escritor importante). Yo me quedo con el Auster de Leviatán...
Dedicada a Don Delillo
Me gusta la generación de Franzen, Vollman, Foster Wallace...
Nadie debedía de ser sagrado. Me gusta el desparpajo algo irreverente de Franzen. A mi me gusta Roth, pero tampoco estoy obsesionado con que le den el Nobel. La perspectiva estadounisdense es muy distinta. Allí siguen sin comprender el endiosamiento de autores de gran calidad,, pero humanos: como Woody Allen, Clint Eastwood, Bob Dylan...a quienes en España ( y Francia e Italia) se endiosa.
Yo quiero obras de autores humanos
Edmundo:
Escribes:
"En realidad Bolaño era en principio más conocido por el personaje de Cercas que por su obra..."
Esto no es así, ya se le conocía antes puesto que ya había publicado Los detectives salvajes...
También mencionas su uso de las drogas... Esto es rotundamente falso. El artículo de The New Yorker adolece de ese garrafal error, atribuir una correspondencia del personaje del cuento Playa con el propio Bolaño; vamos, es ésta una ingenuidad imperdonable, sobre todo viniendo de un crítico literario. En ese artículo se dice que Bolaño fue adicto a la heroína, algo que, repito, es totalmente falso.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home