DE PASO POR MADRID
Todos pasan por Madrid. Siempre hay cenas, recepciones, presentaciones de libros, encuentros, congresos; debido a ello, no es fácil escribir aquí. “Me paso la mitad de mi tiempo defendiendo la otra mitad de mi tiempo”, me dijo Vargas Llosa hace un par de semanas, antes de ir a un encuentro organizado por el Real Madrid a hablar sobre fútbol (él, que no había tocado una pelota en su vida…). No se trata de una queja, sino de la constatación de un fenómeno. Las virtudes del encuentro con gente fascinante superan los defectos de la falta de aislamiento para escribir. Por suerte siempre hay una Ithaca en la cual refugiarse.
En un café de la Casa de América, Carlos Monsiváis me habla de Bolivia. Pese a ser un reconocido intelectual de izquierdas, dice que a Evo “se le está pasando la mano”, y menciona específicamente el hecho de que la Constitución se hubiera tenido que aprobar en un cuartel militar en Sucre. A la vez, se muestra conmovido al ver una foto en el periódico El mundo de varias mujeres campesinas levantando la mano para aprobar la nueva Constitución. Le parece "muy dolorosa" la incertidumbre en la que se debate el país amazónico-altiplánico; pregunta, quiere saber cuán cierta es esa dicotomía oligarquía versus pueblo. Luego, de pronto, sin transición, me habla de poesía boliviana. Ha leído a Franz Tamayo últimamente, sin mucha suerte; se trata de un “barroco impostado”, dice, y no puedo estar en desacuerdo. Le recomiendo que lea su ensayo Creación de la pedagogía nacional. “El que es excelente de verdad es Jaime Sáenz”, dictamina, y yo acoto que, por fin, lo han traducido al italiano y lo están traduciendo al inglés.
Conozco a Ibsen Martínez en un homenaje a los cientocincuenta años de Conrad. Ibsen es un dramaturgo y un periodista de opinión venezolano, firmemente aliado a la oposición a Hugo Chávez. Su ensayo de diciembre en El País acerca de que Chávez, más que de izquierda, es un fascista, con el reconocimiento del papel importante de los estudiantes como reserva moral de Venezuela, ha sido muy influyente en una izquierda europea todavía acostumbrada a exaltar a los caudillos populistas latinoamericanos sólo por el hecho de ser de izquierda. Al terminar el encuentro, nos habla del rol de los militares para frenar a Chávez, de la oposición de Baduel como una de las claves para la derrota del referéndum chavista. “Baduel es un militar con mucho ascendiente en la clase media”. Me encuentro con Ibsen nuevamente en una recepción navideña ofrecida por la revista Letras Libres. Me cuenta que ha estado un mes y medio en Bolivia, escribiendo un reportaje para la revista The New Republic. Lo pongo al día con el enfrentamiento entre Evo y las regiones. “Qué costaguánico”, responde, con Conrad todavía fresco en su mente. Y yo pienso en el poder de una novela como Nostromo, escrita más de un siglo atrás y todavía con el poder suficiente para nombrar vastas capas de nuestra realidad.
4 Comments:
Coincido con lo de Franz Tamayo. Su Creacion de la Pedagogia Nacional es sin la obra suya que mas me gusta.
Es dificil dar un veredicto final sobre lo que pasa en Bolivia.
Cuando a Zhou Enlai le preguntaron a finales de los 70, que pensaba sobre la Revolucion Francesa. Este solo atino a decir que todavia era muy pronto para sacar conclusiones.
Y creo que es prudente hacer lo mismo con Bolivia.
Saludos!
Hola, Edmundo.
Te visito y participo en este debate para hacer tan sólo un comentario. Es al respecto de lo que te dijo don Mario -lo digo así por el aire cada día más mafioso del amigo- sobre lo de las citas. Es muy sencillo, basta con decir que no, que está uno ocupado. Yo conozco a muchos escritores que se niegan a comparecer en sitios así, porque les importa más escribir. A don Mario -en breve será tan sólo El don- le interesan otras cosas, como la amistad de hombres de manos limpias como Ramón Calderón o intelectuales como Esperanza Aguirre, que le ha nombrado miembro del Patronato del Teatro Real.
Si uno quiere quedarse en casa escribiendo se queda. Y punto, ir quejándose de eso siendo un autor como Vargas Llosa es de una cretinez inverosímil o de una hipocresía indignante.
gracias por el comentario, antonio. Sí, la otra opción es la de Marías, que pasa olímpicamente de todo. Supongo que es cuestión de carácter, ¿no? Digo, algo te tiene que gustar para no quedarte en casa...
Hola Antonio: me sumo a tu comentario. Si uno quiere escribir, pintar, o crear, lo hace. Lo otro son excusas y quizás la manera más fácil de justificarse a si mismo su incapacidad. Cuando yo estaba escribiendo mi tesis doctoral,pasaba hasta dos semanas sin salir de casa. En fin, todo depente de las prioridades de cada uno. Un saludo, Patricia
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