EL NOBEL A LESSING, AL INGLÉS Y A EUROPA
Días antes de la concesión del Premio Nobel de literatura, se podía escuchar en el mundillo literario un lugar muy común: el ganador no sería un conocido de todos como Philip Roth o Mario Vargas Llosa, sino un poeta desconocido de Singapur, dada la preferencia de la Academia Sueca por premiar a escritores de literaturas poco conocidas, y por sorprender con sus decisiones.
La concesión del premio a la británica Doris Lessing indica que es hora de revisar nuestros lugares comunes. Si hay una tendencia clara en este Nobel, es el de privilegiar al inglés como la lengua literaria central de nuestro tiempo, y de dar un papel preponderante a la cultura europea. De los últimos siete ganadores del Nobel, cuatro escriben en inglés: Lessing, Harold Pinter, J.M. Coetzee, V. S. Naipaul. Europa: nueve de los últimos trece ganadores son escritores del continente: Lessing, Pinter, Elfriede Jellinek, Imre Kertész, Gunter Grass, José Saramago, Dario Fo, Wislawa Szymborska, Seamus Heaney. Los escritores no europeos comienzan a ver con nostalgia la década que va de mediados de los ochenta a mediados de los noventa, cuando ellos tenían más chance: eran los tiempos de Kenzaburo Oe, Toni Morrison, Derek Walcott, Nadine Gordimer, Octavio Paz, Wole Soyinka, Naguib Mahfouz (ya en esa época predominaban los que escribían en inglés).
Todo esto nos lleva a la vieja discusión acerca de la arbitrariedad de que sean unos académicos suecos los encargados de dar el premio literario más importante de la historia. Algunos críticos señalaban que estaba bien que fuera un país de una literatura periférica en Occidente el encargado de dar el premio; ¿se imaginan qué hubiera pasado si los responsables eran los franceses, los ingleses, los norteamericanos? Está claro, sin embargo, que, periféricos y todo, los suecos son de Occidente, y leen y admiran sobre todo a autores de su continente, y leen mucho en inglés y si no, tienen a todos los escritores importantes que escriben en inglés traducidos al sueco. Y no les importa ser políticamente incorrectos, así que los escritores de las grandes metrópolis de Occidente están en buenas manos. Digan lo que digan las casas de apuestas inglesas, para años futuros está claro que Claudio Magris, Cees Noteboom, Hugo Claus y John Banville tendrán más chances de ganarlo que Adonis o Ko Un.
Todo lo cual, por supuesto, no le quita ningún mérito a Doris Lessing, una de las candidatas más fijas de los últimos treinta años. Lessing, nacida en 1919 en Persia (hoy Irán), se crió en Rhodesia (hoy Zimbabwe), y se mudó a Londres en 1950, año en que publicó su primer libro, Canta la hierba, muy duro con las injusticias del colonialismo en África. Con los años, su crítica se fue centrando en el racismo, el clasismo y el rol subordinado de la mujer en la Inglaterra de su tiempo. Por todos esos detalles de su biografía, algunos críticos dicen que Lessing no es una escritora inglesa sino, en realidad, una “escritora global”. Tonterías: tal como están las cosas, con tanta migración hoy, casi todos los escritores podrían ser considerados “globales”, con lo cual esa categoría se torna vacía.
Doris Lessing saltó a la fama en 1962 con El cuaderno dorado, una novela que reimagina de manera agresiva el papel de la mujer en la sociedad contemporánea e influye en las reivindicaciones del movimiento feminista en la década del sesenta. Si bien ya fue finalista del Booker en 1971, los premios importantes comenzaron a llegar en 1976, con el Medicis; después vendrían el Grinzane Cavour, el James Tait Black, el Príncipe de Asturias… Uno de los aspectos menos conocidos de su carrera es su serie de novelas de ciencia ficción “Canopus en Argos”, publicadas entre 1979 y 1983. Estas novelas, que muestran la influencia del pensamiento sufí en Doris Lessing, fueron rechazadas en su momento por la crítica, pero hoy son fundamentales para entender la evolución de una narrativa que se fijaba en el lugar específico del individuo en la historia, a una que privilegia el intento por trascender la conciencia individual y la historia.
Casi toda la obra de Lessing ha sido publicada en español por Ediciones B y Bruguera, aunque en la feria de Frankfurt se ha confirmado que su nueva novela, La hendidura, será publicada por Lumen.
6 Comments:
Es preocupante el tema que pones sobre el tapete, Edmundo. Preocupante porque la literatura escrita en castellano vendría perdiendo terreno frente a la apabullante cantidad de nobeles en lengua inglesa. Eso, obviamente, traerá consecuencias en la atención que los lectores le presten a estos, en detrimento del resto.
Saludos limeños,
Jack,
Tres listas numerosas: grandes ausentes, grandes errores y grandes aciertos. Casi como todo premio.
Saludos santiaguinos,
c
interesante su blog, me gusto lo de cuba "un continente de lectura"
tal vez en cien años escriba como usted...en serio excelente su trabajo.
malos-vecinos.blogspot.com
Espero que algún día te lo lleves.
Yo creo que sí.
Edmundo, concuerdo mucho contigo, es una lastima que un premio tan importante este limitado por la vision y perspectiva de jueces que pertenecen a un solo pais, y a una sola cultura, el caso de la occidental.
Pero bueno, es un resultado de la mal manejada globalizacion.
Hola Edmundo,
Muy interesante lo que mencionas. ¿Que tendrias que decir de la "generación Anagrama"? Aquellos chavos hispanoparlantes que han crecido leyendo una buena cantidad de literatura en inglés, sobre todo norteamericana, traducida al español.
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