BOGOTÁ 39: LA APUESTA DE LA NUEVA LITERATURA LATINOAMERICANA
A veces, como en el caso del Boom, una generación literaria es descubierta como tal debido a la calidad de las obras literarias y cierta coincidencia en el momento en que éstas fueron publicadas. Otras, como ocurrió con la generación anterior –McOndo, el Crack--, el ingreso al escenario se debe a la propuesta agresiva de los mismos autores, a través de manifiestos y antologías. La nueva generación latinoamericana aparece de otra manera: gracias a la intención del prestigioso festival literario galés de Hay-On-Wye de convertirse en un proyecto global. Hay se ha expandido a España (Segovia), y ahora a América Latina, con el congreso dedicado a la nueva narrativa que se celebrará este fin de mes en Bogotá. La idea original era simple pero muy efectiva: invitar a ese congreso a los 39 escritores menores de 39 años “más representativos” del continente. Para tal efecto, se solicitó la opinión de escritores, críticos y lectores; hubo más de dos mil votos. Tres importantes miembros del establishment literario colombiano –Héctor Abad, Piedad Bonnett y Oscar Collazos--, se encargaron de hacer la selección final.
En la lista de Bogotá 39 hay escritores muy conocidos: el mexicano Jorge Volpi y el peruano Iván Thays, que en realidad pertenecen a la generación anterior; el colombiano Juan Gabriel Vásquez, cuya Historia secreta de Costaguana (Alfaguara) lo convierte en uno de los mejores novelistas del momento; Junot Díaz, Santiago Roncagliolo, Gonzalo Garcés. También se encuentran escritores de gran proyección: Guadalupe Nettel, Wendy Guerra, Alejandro Zambra, Álvaro Bisama. Con ellos coexisten escritores que todavía no son conocidos fuera de sus países, como María Gabriela Alemán y Carlos Wynter Melo. El modelo para seleccionar a esta generación es de la revista inglesa Granta, que desde hace un par de décadas lanza, de tanto en tanto, números dedicados a “Los mejores jóvenes novelistas ingleses”. Hay algunas diferencias: en la última selección enfocada en la literatura norteamericana, se define como escritor joven a alguien menor de 35 años --no de 39, como en el caso de Bogotá--, y, en el estilo directo de los anglosajones, se habla de “mejores escritores”. En el caso latinoamericano, hablamos de “más representativos”. De hecho, en la lista de Bogotá 39 hay un esfuerzo notable de inclusión: diecisiete países del continente están representados. Si vamos a ser justos, probablemente la mitad de la lista debía estar conformada por escritores de los países con mayor tradición literaria (Argentina, Cuba, México), pero el esfuerzo de inclusión tiene muchas cosas positivas; nos permitirá, por ejemplo, descubrir qué se está escribiendo en El Salvador o Paraguay, países que suelen pasar desapercibidos en un continente de compartimientos estancos en que los productos culturales no circulan con facilidad de un mercado a otro.
Otra decisión acertada de los organizadores es la de incluir a Brasil, país que, pese a su importante producción cultural, en el caso específico de la literatura permanece aislado en América Latina. Sabemos de Jorge Amado, Drummond de Andrade y Guimaraes Rosa, pero no de los nuevos. En los últimos años ha habido un impulso muy fuerte en Brasil para traducir a más escritores latinoamericanos al portugués; es hora de que las editoriales que publican en español devuelvan al favor y traduzcan a los autores brasileños jóvenes. Bogotá 39 ha escogido a cuatro autores: Joan Paulo Cuenca, Adriana Lisboa, Santiago Nazarián, Verónica Stigger. Es apenas la punta del iceberg, pero por algo se comienza.
También se debe destacar el hecho de que dos de los treinta y nueve autores escriban en inglés: el dominicano Junot Díaz y el peruano Daniel Alarcón. Ambos son también considerados escritores norteamericanos; de hecho, Alarcón fue incluído por Granta en su reciente lista de “mejores escritores norteamericanos”. Para los puristas del continente, Díaz y Alarcón incomodan, pues su adscripción a la literatura latinoamericana no es muy clara. Sin embargo, son tanto una señal de los tiempos que vivimos como un signo de lo que vendrá: los flujos migratorios, el crecimiento de la población de origen latinoamericano en los Estados Unidos, harán que cada vez sean más frecuentes los escritores con identidades duales, pertenecientes a más de una tradición a la vez.
Como en todas las listas, hay omisiones injustas: los más obvios son la chilena Lina Meruane y el peruano Luis Hernán Castañeda. Cada país tiene su propia lista de excluidos; en el caso de Bolivia, pienso en Giovanna Rivero, Wilmer Urrelo, Maximiliano Barrientos y Juan Pablo Piñeiro, todos ellos con los méritos suficientes para ser incluidos.
El colombiano Ricardo Silva, uno de los autores incluidos en Bogotá 39, señala: “Las generaciones son hechos. Cada una tiene sus mitos, sus héroes, sus errores. Y ésta, según me parece, es una generación de parodiadores, de reorganizadores de la historia, de contadores de chistes, con la que me siento plenamente identificado. Me gusta, también, que cada uno tenga su propia voz, que nadie se imite, que cada quien juegue a su manera”. Quizás Silva se adelanta un poco al tratar de definirla; una generación tan numerosa como la de Bogotá 39 es por necesidad ecléctica. Sólo el tiempo nos permitirá apreciar con claridad sus contornos. Lo importante, por ahora, es que la literatura latinoamericana está siendo ampliamente renovada. Circulan por ahí, más saludables que nunca, nuestros clásicos (García Márquez, Vargas Llosa); hay un par de generaciones intermedias con mucha presencia (Alonso Cueto, Horacio Castellanos Moya, Mario Bellatin, Mayra Santos); ahora, gracias a Bogotá 39, tendremos la oportunidad de conocer a autores de gran futuro como Rodrigo Hasbún y Claudia Hernández.
2 Comments:
Hola. Debemos celebrar esta iniciativa y difundirla. Al igual que tú, creo que la inclusión de escritores de países con una menor tradición literaria ha sido una decisión acertada.
Te cuento que tengo un blog sobre literatura, cine, música, deportes y otras cosas. La dirección es http://todoloqueimagines.blogspot.com
Me gustaría que lo visites y me dejes tu opinión.
Saludos.
Hola. Es muy interesante saber del esfuerzo y el valioso trabajo que se hace a través de Pie de Página y el proceso Bogotá 39 para incluir a escritores latinoamericanos que requieren de esa maquinaria editorial. Me gustaría saber si hay algún esfuerzo o proceso similar para el trabajo de Minicuentos,textos literarios de corta extensión. Historias breves. La Casa de la Cultura Ecuatoriana lanzó hace poco una antología de narrativa en la revista Luz Lateral, una selección de textos breves (minicuentos) de escritores nuevos, jóvenes más que por la edad por su aparición en el campo literario. Bajo la premisa de inclusión sería bueno que revisen este trabajo y lo comenten.
Saludos.
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