Saturday, January 19, 2008


ALGUNAS RECOMENDACIONES Y OTRA NO TANTO

NOVELA
Eduardo Jordá: Pregúntale a la noche (Fundación José Manuel Lara, 2007)


Hace algunos años leí Norte Grande, un magnífico libro de viajes por el desierto de Atacama, del escritor mallorquín Eduardo Jordá. Su primera novela, ganadora del III Premio Málaga, no es menos buena. Pregúntale a la noche transcurre a mediados de los años ochenta en Burundi, en medio de una guerra civil entre hutus y tutsis. El personaje central es el padre Gevaert, un misionero belga atrapado en el fuego cruzado. A Gevaert lo rodean personajes femeninos de primer nivel, como sor Genevieve y Gabrielle. Gevaert llega a la vejez con la sensación de no haber hecho nada útil en su vida; sin embargo, aparece Lazare, alguien que puede o no ser su hijo. Su intento de salvar a Lazare es una forma de redención. Jordá se distingue por una prosa de impecable factura, que logra capturar en pocas palabras la atmósfera tanto fascinante como cruel del África, y dibuja personajes redondos, nítidos. Lo que comienza como una novela de acción se convierte luego en un drama sobre las grandes preguntas acerca de la condición humana. Ya es hora de reconocer a Jordá como lo que es: uno de los mejores escritores españoles contemporáneos.




SERIE DE TELEVISIÓN
Mad Men (AMC, 2007
)

Matthew Weiner, uno de los productores ejecutivos de Los Soprano, ha creado una nueva serie de primer nivel. Mad Men es la historia de la época de oro de la publicidad (los años sesenta), y se enfoca en Don (John Hamm), un ejecutivo de una de las más importantes agencias de Nueva York. Don tiene una vida íntima muy complicada –casado y con dos hijos, y también con amante— pero parece encontrar redención a través de su talento para la publicidad, su capacidad para descubrir que es lo que mueve a los consumidores a comprar un producto. Mad Men tiene varios subtextos y tramas relacionadas con otros ejecutivos y secretarias de la agencia, pero quizás lo mejor de la serie es su capacidad para recrear el racismo casual de la época, la misoginia, la homofobia y el antisemitismo como monedas corrientes en el período. Además, todos fuman, incluso los ginecólogos cuando examinan a una mujer en la clínica. ¿El desenlace? A la agencia se le ha encargado la publicidad de la campaña presidencial de Nixon contra un joven senador llamado John Kennedy…

PELÍCULA
Francis Lawrence: Soy leyenda (2007)


La novela de Richard Matheson es uno de los libros más influyentes de la segunda mitad del siglo XX: ha creado dos subgéneros, el de los muertos vivos o zombis, y el del hombre que se queda solo después de un apocalipsis. La tercera película basada en esta novela cuenta con la actuación de Will Smith como el doctor Robert Neville, un científico bien intencionado que parece ser el único sobreviviente de un virus letal, y que se esfuerza por encontrar el antídoto capaz de hacer que los zombis recuperen su humanidad. La primera media hora nos da la sensación de que Soy leyenda se convertirá en un clásico, con sus escenas de una Nueva York abandonada, un Times Square lleno de vegetación salvaje y animales. Una vez que aparecen los zombis, comienzan las incoherencias: se supone que el virus les ha comido el cerebro, pero algunos son muy inteligentes. Y se supone que hablamos de soluciones científicas al mal, pero de pronto aparece una nueva superviviente (¿cómo hizo para llegar a Nueva York, si la ciudad estaba en cuarentena, aislada del resto de los Estados Unidos?), y la ciencia deja paso a un mensaje bíblico/redentor. Gana la religión, y los espectadores sufren.

(publicado en Qué Pasa, revista de La Tercera, Santiago de Chile, 19 de enero 2008)

2 Comments:

At 4:01 PM , Blogger Gevalher said...

Cuando aislaron la isla, obviamente aún habían del otro lado el suficiente personal para no dejar que la gente entre o salga por cualquier medio, ya después, y durante el día era -según yo- más fácil entrar o salir -por bote, por ejemplo-.
Respecto al último problema, fue la arrogancia de la ciencia lo que los metió en el problema la primera vez, obviamente sólo si crees únicamente en la ciencia, tienes problemas con la solución del filme, que no fue enteramente un asunto de fe, fue ciencia con una pizca de fe.
Hace tiempo mi sobrino me preguntó porque creía en cosas que no podemos ver, tocar, pesar, medir, recrear, etc. Esa vez su pregunta me hizo meditar mucho. Y llegué a la conclusión de que hay tantas cosas en las que nuestros sentidos están tan limitados, no vemos los colores que algunos animales ven, lo mismo con los sonidos y olores, y tuvimos que inventar aparatos especiales para poder "ver" los rayos x, para "oír" las ondas de radio, etc. etc. Aún creo que todavía hay muchas cosas por descubrir.
Lo del zombi inteligente y némesis de Neville, si fue algo un poco desconcertante.
¿Y acaso no es a estas alturas muy notorio que casi la mayor parte de los héroes tienen algo de mesiánico... Superman, Harry Potter, Aslan el león, JC de The Green Mile, etc. etc...

 
At 1:32 AM , Blogger Edmundo Paz Soldán said...

gevalher, gracias por tu comentario. Quizás no me expliqué bien, el problema no es la religión, sino la forma en que se presenta la religión en la novela. Es la vieja cuestión del "deus ex machina", aquello que el narrador o guionista se saca de la manga, algo inverosímil que no va con lo que hemos leído o visto hasta entonces.

 

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