LOVECRAFT: ¡EL HORROR, EL HORROR!
La literatura es un espejo no tan deformado que refleja la sociedad del país que la produce. Pienso en esta versión personal de una cita de Stendhal al enterarme que la prestigiosa Library of America ha vuelto a las andadas al publicar –sinónimo de canonizar, en el caso de esta editorial--, en una edición de lujo de ochocientas páginas, al escritor H. P. Lovecraft (debo el dato a mi buen amigo y fanático lovecraftiano, Rodrigo Antezana). En Estados Unidos hay mucha más movilidad social que en América Latina, y eso también ocurre en su literatura: en los últimos diez años Raymond Chandler, Philip Dick y Lovecraft han salido de los barrios bajos para establecerse en los suburbios más exclusivos de la narrativa norteamericana (Stephen King debe estar respirando hondo; hay futuro para él). En cuanto a América Latina, han aparecido más nombres en el canon –Lispector, Pitol, Bolaño--, pero no podemos hablar en ningún caso de movilidad: los escritores lumpen siguen siendo lumpen (en todo caso, es más fácil que alguien descienda del firmamento a que uno suba a codearse con los Carpentier y compañía).
Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) no logró publicar ningún libro en vida; sus cuentos aparecían en revistas “pulp” como Weird Tales. Su fama es enteramente póstuma, y comenzó de la mejor manera, con simples lectores, y luego se difundió entre escritores y críticos. Hoy su éxito es comercial (Supernatural Tales, uno de los libros que no logró publicar, vende 70.000 ejemplares al año) y crítico: el consenso contemporáneo indica que los dos escritores norteamericanos más importantes de literatura de horror gótico son Edgar Allan Poe y Lovecraft. Lovecraft parecía modesto, pero no lo era. De hecho, en uno de sus cuentos, “The Shunned House”, el narrador menciona que, allá por el 1840, cuando Poe vivía en Providence y cortejaba a la poeta Mrs. Whitman, le gustaba caminar por Benefit Street, pasar por la iglesia de Saint John y bordear un cementerio con lápidas del siglo XVIII. La “ironía” de todo esto es que Poe, el “gran maestro universal de lo terrible y lo extraño”, pasaba en su acostumbrada caminata por una vieja casa con un jardín descuidado. El narrador lovecraftiano escribe: “No parece que él [Poe] haya escrito o mencionado alguna vez esa casa, ni tampoco hay pruebas de que al menos se haya anoticiado de ella. Y sin embargo esa casa… iguala o supera en horror la más descabellada fantasía del genio que pasó a su lado sin darse cuenta…” “The Shunned House” es, entonces, el cuento que fue Poe incapaz de escribir. El mensaje es contundente: Lovecraft puede ver más lejos y mejor que Poe.
Quienes han leído a Lovecraft saben que en sus cuentos hay un exceso de parafernalia gótica: jorobados que atienden hoteles derruidos, mansiones encantadas, hombres que comulgan con ritos luciferinos, etc. Lo que distingue a Lovecraft, sin embargo, no es eso, sino su gran capacidad para crear una mitología. En esta mitología, que uno encuentra en textos admirables como “The Call of Cthulhu” o “The Shadow Out of Time”, los dioses que los hombres adoran no son otros que seres extraterrestres que habitan en nuestro mundo y nos controlan. Lovecraft produce una sensación de soledad cósmica, la de sentirse abandonado en un universo sin trascendencia (como en “The Music of Erich Zann”). A la vez, esa soledad ocurre en un mundo sobrepoblado por seres extraños, “shoggots” protoplásmicos. El hombre es un ser ínfimo, muy ínfimo, una mancha en un tiempo que se alarga a miles de millones de años.
Si Borges sugería que la literatura es un sueño dirigido, Lovecraft podía haber dicho que en realidad se trata de una pesadilla dirigida. Esa pesadilla esta narrada con lujo de detalles: lo que de verdad importa en Lovecraft, como señala Joyce Carol Oates, es la vividez con que se describe la geografía donde ocurre el horror: Providence, Salem, o el “Valle de Miskatonic”. Oates compara con acierto los paisajes alucinados de Lovecraft con los del Bosco. En ese espacio, el individuo –generalmente un académico, un intelectual asexual— se enfrenta con las fuerzas extrañas del cosmos y termina derrotado, demente o perdido en una obsesión de la que jamás saldrá. En ese enfrentamiento, suele haber un texto en un lenguaje extraño que el hermeneuta necesita descifrar –“una solución criptográfica”, como en “The Dunwich Horror”--. De todos esos textos, el que aparece con tanta frecuencia que muchos lectores consideran que es real es el Necromicon, el libro de los muertos de Abdul al-Hazred. En los cuentos de Lovecraft, leer el Necromicon significa cortejar a la muerte o a la locura.
La prosa de Lovecraft deja tanto que desear que a su lado Roberto Arlt es un magnífico estilista. El crítico Alberto Manguel cuenta que, cuando le leía los cuentos de Lovecraft a Borges, éste se impacientaba. Qué prosa, por Dios: “¡el horror, el horror!” Borges decidió corregir a Lovecraft y escribió un cuento inspirado por éste. “There Are More Things”, publicado en El libro de arena (1975), tiene la típica casa y el monstruo lovecraftiano. Pero es un cuento demasiado elegante, demasiado sofisticado, demasiado borgiano. Aquí uno se da cuenta que ese horror que describía Lovecraft con tanta nitidez necesitaba de su prosa horrorosa pero efectiva. Hoy ya lo sabemos: también se puede llegar a ser un clásico escribiendo muy mal. Acaso importa más tener algo que decir.
11 Comments:
¿Podría pensarse en que ese descuido formal era su cuidado estilo para producir determinado efecto?
tienes razon. como si borges hubiese tratado de recrear el astrologo de arlt. inimaginable.
ah, de paso, el otro dia lei lo de evo morales en la revista Que Pasa. muy bueno. ademas, a tu recomendacion, me consegui copias de Watchmen y Jimmy Corrigan... quede remetido.
fuerte abrazo,
mike
tb, dissertation: working on chapter three. te lo mando pronto.
hola julio, buena pregunta la tuya, pero no sé la respuesta. en todo caso, creo que es más interesante el efecto producto que la intención del escritor.
gracias, mike, ya te leo el púgil estos días, mi seminario graduado no me da descanso
vi el artículo, librero, un abrazo
Más lejos que Poe, sí, es cierto, pero dudo de que pensara que mejor. La admiración de Lovecraft por Poe llega casi a la reverencia. Es evidente que su medida, el rasero por el que se midió, fue Poe.
Se podría hacer otra lectura, amigo Edmundo, que es que el hiciera una apostilla, tan sólo una nota al margen, de ese pequeño detalle que Poe no imaginó.
En España están comenzando a editar en Valdemar -una editorial especializada en literatura gótica y fantástica, tal y como su nombre promete- la narrativa completa de Lovecraft, con traducciones cuidadas y una interesante introducción.
Aprovecho la coyuntura para felicitarle por su libro Imágenes del incendio, algunos de los relatos están mejor que bien.
antonio, gracias, sí, creo que debí aclarar que, en el conjunto de sus textos, lovecraft es muy respetuoso con Poe. Pero quizás por ese respeto me llamó mucho la atención cómo comienza The Shunned House: puede ser una apostilla, pero hay también una suerte de alegría al decir, miren, aquí no llegó el maestro, esto se le pasó y a mi no...
qué bueno lo que me dices de las traducciones de lovecraft. y me alegra que te hayan gustado algunos cuentos de Imágenes del incendio. un abrazo
katka, the kunkel book is not available in english yet. the translations are mine. sorry!
Me quedo con los imaginarios urbanos de H.P. Lovecraft y todas sus ciudades oniricas que pienso que no estan lejos de ser reales.
Saludos,
Me ha gustado mucho lo que he leido hasta aquí, incluido el tema de los detectives, felicidades y enhorabuena, lo pondre en mis favoritos!!!!
Un saludo muy cordíal!!!!
excelente tu blog..todo lo que he leido aca me ha gustado mucho.
felicitaciones.
saludos de chile.
marcelo valdes
Saludos, me topé con su blog por casualidad (buscando comentarios sobre el cuento que acabo de leer, "Quemar cobertizos" y debo confesarle que me encantó. Lo que dice sobre Lovecraft es muy acertado, sólo que yo no tildaría de malo el cuento de Borges; sí es demasiado borgiano, pero tiene momentos de vívido horror (horror intelectual, pero horror al fin; ¿no se le pone la piel de gallina al leer aquello del minotauro soñando?).
He leído muchas críticas sobre Lovecraft y la mayoría está en que lo débil de su estilo es el abuso de adjetivos en su afán de causar espanto; Borges sólo utiliza tres y nos deja boquiabiertos: Opresivo y Lento y Plural (me encanta este último).
Además, la actitud del maestro es loable; no importaba si en su tiempo era o no reconocido Lovecraft, él lo leía (o se lo leían); Borges siempre coqueteó con la literaturas marginales, y muchos de sus cuentos, como There are more things, son reescrituras elegantes de estos temas.
Saludos, me topé con su blog por casualidad (buscando comentarios sobre el cuento que acabo de leer, "Quemar cobertizos" y debo confesarle que me encantó. Lo que dice sobre Lovecraft es muy acertado, sólo que yo no tildaría de malo el cuento de Borges; sí es demasiado borgiano, pero tiene momentos de vívido horror (horror intelectual, pero horror al fin; ¿no se le pone la piel de gallina al leer aquello del minotauro soñando?).
He leído muchas críticas sobre Lovecraft y la mayoría está en que lo débil de su estilo es el abuso de adjetivos en su afán de causar espanto; Borges sólo utiliza tres y nos deja boquiabiertos: Opresivo y Lento y Plural (me encanta este último).
Además, la actitud del maestro es loable; no importaba si en su tiempo era o no reconocido Lovecraft, él lo leía (o se lo leían); Borges siempre coqueteó con la literaturas marginales, y muchos de sus cuentos, como There are more things, son reescrituras elegantes de estos temas.
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